Elías Ortiz Pastenes.
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El ajedrez es considerado un juego y deporte intelectual, también se habla de gimnasio de la mente, donde en lugar de hacer crecer músculos, se hace crece la capacidad de concentración, análisis, imaginación, toma de decisiones y se está utilizando hace mucho tiempo como una herramienta fortalecedora de la educación.
Los que hemos tenido la oportunidad de ver a alguien jugar ajedrez, podemos observar a personas que pasan tiempo al ritmo del tic-tac de un reloj, pensando en torno a 64 casillas, imaginando próximos movimientos. Parecen absortas, viajando a un mundo multicolor, mucho más allá del blanco y negro de sus piezas y escaques, en donde, el objetivo final es capturar al rey enemigo. Para lo cual, utilizan estrategia, táctica y sobre todo nervios de acero. Nadie quiere cometer el más mínimo error, porque esto podría significar la captura del rey propio, por consiguiente, la perdida de la partida, es decir: “jaque mate”.
Para los expertos lo mejor es comenzar lo antes posible, la mayoría concuerda que, entre los cuatro y cinco años es la mejor edad para iniciarse en el ajedrez, pero debe ser abordado como un juego. Las neurociencias han demostrado que el juego es mucho más que diversión, los niños aprenden y se desarrollan jugando. El juego alienta practicas de la vida cotidiana, fomenta la imaginación, motivación, resolución de problemas y sobre todo afianza la confianza en ellos mismos. El Preajedrez no busca que los niños aprendan aperturas o estrategia. El objetivo del Preajedrez es enseñar de manera divertida elementos tan esenciales para la educación inicial, como es la orientación espacial, seriación, clasificación, correspondencia, entre otras.
¿Cómo funciona y por qué se dice que potencia las habilidades cognitivas de los niños desde la edad preescolar? Para nadie del campo de la educación es novedad que el juego genera una serie de hormonas en los cerebros de los niños, una de ellas es la Serotonina, encargada de equilibrar y regular los estados de ánimo; la Acetilcolina favorece la concentración, la memoria y por ende el aprendizaje; las Endorfinas transmiten en los niños calma y felicidad. A nivel de habilidades cognitivas el trabajo que se puede realizar en el tablero gigante de ajedrez estimula la imaginación, con este material los más pequeños sueñan con ser reyes, reinas y caballeros, que se mueven en vertical, horizontal o diagonal.
En Europa, más de la mitad de los eurodiputados (415 en total) del Parlamento Europeo, suscribieron una declaración a favor de introducir el ajedrez en las escuelas, su principal argumento es que el juego ciencia fomenta la concentración, la paciencia y la persistencia, entre otras virtudes. Además, solicitan fondos para la implementación del programa “Ajedrez en las Escuelas” impulsados por la Unión Europea de Ajedrez (ECU). Un excelente proyecto salido de esta iniciativa es Castell Project.
Como Ajedrez y Psicopedagogía, lanzaremos una serie de artículos relacionados con ajedrez educativo, donde daremos a conocer la importancia del deporte ciencia en las escuelas, no para crear ajedrecistas profesionales, sino para utilizar el ajedrez como herramienta fortalecedora en los procesos educativos de los estudiantes.
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